lunes, 20 de junio de 2011

Mis días Offline

Estos últimos dos fines de semana me encontraron con problemas técnicos: se me cortó internet. No solamente internet es que se me jode, sino que también la tele hace lo suyo, porque vienen por el mismo lado. Sí, en ambos fines de semana. Una cosa de locos. Más allá de las razones de los cortes y las vueltas y demás, empecé a pensar qué carajo hacía mientras esperaba que volviera esa maldita herramienta súper útil. Claro que no tenía muchas ideas en la mente, principalmente porque hacía mucho que tenía lainterné en casa. Recordé esos días de floreciente adolescencia, cuando mi despertar sexual se iba comiendo poco a poco a los video juegos. Claro que MUY de a poco, todavía sigue siendo furor el Winning, a pesar de que esos pendejos inútiles le digan PES (incluidos mis primitos).
En fin, tuve que "reabrir" esa caja de recuerdos (las comillas están porque no es que hoy en día ya no juego a nada, todo lo contrario) y volver a empezar a jugar cosas que ya había jugado y ganado. Mi tristeza aumentó cuando me trabé y no pude avanzar más en una misión del Warcraft 3 (sigo trabado ahí, puta madre). Para mi suerte, esos momentos los pude posponer, cuando mi televisor me mostraba que la señal empezaba a mejorar; enchufé el modem y el router (al pedo estar enchufados cuando no anda, y las luces solo me muestran la frustración de no tener nada que hacer al respecto).
Aquellos que supieron de mi situación se compadecieron, incluso uno me reveló algo de lo que me di cuenta en seguida, pero no por eso no hacía falta escucharlo: Hoy en día, te das cuenta de que una computadora no sirve sin internet. ¡Mierda si me di cuenta de eso! Encima tengo el síndrome de viejo, que me hace levantarme temprano, aún así no tenga nada para hacer. Así es que te levantás a las 9 un sábado, mirás el reloj, puteás por haberte levantado temprano, te volvés a dormir, te levantas a las 11, mirás el reloj, puteás porque no hay internet, prendés la tele, se ve para el orto, puteás de nuevo... y ahí encontrás el vacío que hay en tu vida cuando no tenés el cable enchufado que te conecta al ciberespacio, esa cosa que nadie ve, pero todos conocen, casi como dios, solo que este último te cobra el 10% de lo tuyo, mientras el ciberespacio es un abono fijo mensual.
Lo más sorprendente, es que me dieron ganas de estudiar. Sí, así de simple: me dieron ganas. Como no tenía nada para hacer, y de paso adelantaba algo las materias para los finales y demás, me puse a estudiar. De paso, ya junté dudas para el jueves, pero es bastante raro que me den ganas. No es que no lo hago, ni mucho menos (a pesar del declive de este cuatri), pero nunca sentí ganas de hacerlo; siempre era un deber, nunca un querer. Para mi suerte, esas ganas se esfumaron apenas se empezó a ver mejor la tele, el módem indicaba un par de luces más que antes, la tele iba y venía, justo cuando estaba por arrancar Argentina-Albania (después de haberme fumado una hora entera de previa, al mismísimo pedo), el módem flaqueaba de nuevo, volvía, etc., hasta que finalmente se restituyó el balance de la fuerza y pude volver a conectarme.
Creo que mejor publico esto, a ver si de nuevo se me va todo al carajo.