Siempre quise tener un blog para contar cosas de mi vida, opiniones, en fin, cualquier boludez que se me vienese a la cabeza y tuviese una forma mínimamente divertida (al menos para mí) de contarla. Creo que vengo en decadencia en este aspecto.
No es que la falta de mantenimiento de este blog sea causa directa de lo que viene a continuación, pero sí puede ser una consecuencia. Cuando uno empieza a trabajar mientras estudia, se da cuenta de que tendríamos que vivir en Marte, como mínimo, para que el día tuviera más horas. Por supuesto, esas horas extra serían para no hacer nada que requiera un impulso eléctrico neuronal, como dormir, comer y cualquier otra actividad del rubro. Lo que comienza entonces es un proceso arduo de optimización del tiempo. No del tiempo libre, sino del tiempo en general. Uno aprende a combinar aspectos de la vida que cree que deben estar separados, como mantener un blog y trabajar. Este tipo de optimización se puede ver también en la facultad: todo trabajo que hay que hacer se hace en el menor tiempo posible. Si está mal, no importa, se corrige otro día, en un tiempo todavía menor al que se tardó en hacer por primera vez. Este proceso puede llevar a una crisis nerviosa para cualquier mortal que lo intente. Si el mortal en cuestión está pasando lo recién descripto, no va a tener una crisis por una simple razón: no tiene tiempo para tenerla. Está tan absorto en su submundo de responsabilidades que no ve siquiera la necesidad de caer ante la situación, por la falta de tiempo que necesitaría dedicarle a la misma.
Es por esto que cambiar es difícil. Una vez establecido el régimen doble, se debe mantener casi a rajatabla. Si dudan de esto último, traten de encontrarse con alguien que haya llevado esa doble vida y la haya dejado poco tiempo atrás. Se va a sentir un inútil. No es que lo sea, es que llevó mucho tiempo ocupado como para haber podido procesar todo lo que le ocurría. Apenas tuvo tiempo para eso, ya era demasiado tarde: los analgésicos no alcanzan, los sedantes no surten el efecto buscado y la vida te parece una mierda. Ahogado en café y Rivotril buscás una solución rápida, mientras tu ahora vacía mente no puede comprender lo simple de la situación: tenés que bajar un cambio. Como no lo bajaste nunca antes, te parece raro tener que pasar de quinta a cuarta cuando estás yendo a 4000 rpm. Por supuesto, es una locura hacerlo y podés fundir el motor. La cabeza, por el contrario, funciona de una manera más eficiente que un motor de auto: si la chocás, no hay que ir al mecánico. Te duele un rato y listo. Para eso están las aspirinas. La joda es que si te pasa algo serio, no podés ir al mecánico, dejarla un rato y volver al mes, cuando recién se hayan dado cuenta de que para ver los problemas del auto, tienen que levantar el capot.
Es por todo esto que hago pública mi necesidad de encontrar otra vida, una en la que pueda ir más despacio, donde el paso del tiempo lo note antes de que sea viernes a la noche. En su defecto, una caja de Valium será bien recibida. Recompensa: pancho y gaseosa.
viernes, 28 de mayo de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
Los métodos Freudianos
La psicología se basa en la psiquis. Arranqué bien, ya me siento un boludo. Retomando, la psiquis está en la cabeza de cada uno. El problema es que no podemos acceder a ella físicamente, por lo que no vamos al cirujano, sino al psicólogo. Paso a continuación a describir mi estereotipo de psicólogo (muuchas veces acertado):
- Sea hombre o mujer, debe emanar tranquilidad. Este punto muchas veces resulta irritante, porque es demasiada tranquilidad la que emana, y nos da una mezcla de bronca y envidia fatal.
- Esa tranquilidad la debe canalizar en el habla. Conclusión: hablan ree bajito, no se les entiende nada a menos que hablen a través de un megáfono. Posiblemente hayan desarrollado la comunicación con las hormigas.
- Debe estar convencido de que somos parte de estereotipos mentales. Aclaración: el 99,99999% de las veces van a estar acertados en esto último.
- Hay pocas cosas que puedan aportar que un amigo muy cercano no pueda imaginar.
¿Y VOS QUÉ CARAJO SABÉS DE LO QUE ME PASA? Pregunta imposible de evitar. Seguramente el tipo (supongamos que es hombre y listo) haya leído miles de cosas en la facultad y en la vida en general, pero creemos que nunca va a poder tener la más mínima idea de lo que nos está pasando. Pequeño detalle que olvidamos: ese tipo es una persona y vivió cosas propias. Por lo tanto, puede llegar a tener una mínima idea de la situación sin necesidad de tener diploma siquiera. En todo caso, al tipo no le importa solamente esa situación, sino cómo somos nosotros, cómo nos desenvolvemos, y tantas otras cosas que a mi entender son medio raras, turbias, y hasta carentes de sentido. Para ello, hay una pregunta recurrente de parte de los psicólogos:
¿Recordás algún ejemplo particular de esta situación que te haya afectado mucho?
NO. Si recordara alguno instantáneamente, la comentaría enseguida. Sé que todo lo que diga va a dar una mayor comprensión de mi ser, así que si me acuerdo de algo lo digo y punto.
Otro problema común es recurrir a amigos, como quise hacer previamente en este post. Más que nada en nuestro país, TODOS nos creemos psicólogos. Por supuesto, también nos creemos médicos, dentistas, ingenieros y hasta doctores en física, siempre opinamos de lo que venga, sepamos del tema o no. El punto que me ocupa ahora es la faceta psicológica de los amigos. Siempre atentos a nuestros problemas (porque, si no lo estuvieran, no serían amigos, ¿no?), tienden a dar su opinión sobre nuestros problemas. Es aquí que NO surge la pregunta que le hacemos al psicólogo, pues confiamos en nuestros amigos, a pesar de que su coeficiente intelectual pueda ser el de una aceituna. Por lo tanto, podemos hacer cualquier cagada como consecuencia de su accionar y opinar. Por supuesto, les hechamos la culpa a ellos, total ellos nos aconsejaron. Los psicólogos son mucho más vivos que nuestros amigos. Además de cobrarnos por escucharnos, nos echan la culpa a nosotros de TODO. Y claro, si nosotros hicimos las cosas que hicimos, pensamos lo que pensamos, etc. El tipo nunca se va a declarar culpable de que seas un pelmazo, retrógrada y machista, total él nunca hizo nada que te llevara a serlo. Por el contrario, tus amigos se van a defender de tus acusaciones como si les dijeses "soy homosexual y sos mi fantasía", mientras que el hábil profesional va a dar vuelta todo en tu contra.

Suscribirse a:
Entradas (Atom)