Entonces, con más prisa que nunca, espera que la proyección televisiva termine, se dirige hacia su pieza con la intención de realizar la más grande obra de su vida; ya ha podido aislar aquello que quiere traducir en una melodía, en una sucesión de acordes, puta digo, ¡en una verdadera obra de arte!
Intenta, por todos los medios, dar con una escala apropiada. Siempre fue bastante intuitivo para ello: conoce el tipo de sonido que provocan varias de ellas. Elige una, simplemente al azar, a ver si con eso se arma algo. Tira un par de arpegios, variaciones mínimas que casi podrían ser reemplazos tritonales pero que, claro, no lo son. Luego se le ocurre qué podría hacer con semejante pelotudez que acaba de inventar. Decide que es lo suficientemente buena como para probar algo más arriesgado, que traspase esas barreras de la idiotez composicional cotidiana, tan común en estos días. Ay, mis queridos Luis, Carlos, John y todos los otros, si supieran que anhela ser como ustedes, aunque se sabe incapaz, con lo cual se conforma con imitar sus obras maestras casi a la perfección, pues hacer una versión propia de algo ajeno es lo más cercano a robar que conoce. Prefiere, en cambio, repetir grandezas ajenas, que alguna vez se le ocurrieron a otro; cree que ése es un verdadero tributo, la verdadera forma de reconocer el trabajo de los grandes, o los grandes trabajos.
Luego de meditar un rato, procede a armar ciertas variaciones y progresiones que le contentan; al fin y al cabo, conoce sus limitaciones, aunque también sus progresos, al menos en este campo de la vida. Decide que es hora de pasar al siguiente nivel: encontrar algunas palabras que se puedan representar con su más reciente creación. Recorre sus escritos, guardados en donde solamente él sabe, con la esperanza de que encontrará alguno interesante sin unión musical aún. De todos modos, si no lo encontrara, crearía uno, pues está demasiado inspirado. Entonces, sin poder creer que sería tan fácil, recuerda uno que escribió en una situación parecida, en una avalancha de ideas y pensamientos constructivos. Lo toma, lo lee, borra los acordes previos, pues no se pueden comparar con esto, además de que no entiendo cómo carajo era antes, cuando lo hice. Modifica un par de tiempos para encajar las piezas, y ahí está. Toda su vida gira en torno a ello, su más reciente creación. Es hora de que el mundo la conozca.
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