lunes, 13 de diciembre de 2010

Qué alegre es la niñez

Leer en exceso puede provocar ganas de escribir.

Wow, qué frase. Claro, uno lee algo y se le ocurre qué podría hacer uno con una temática parecida. La clave está en imaginarlo.
Precisamente de esto vengo a hablar. Siempre me caracterizó mi imaginación, a pesar de que no ando por la vida contando las cosas que se me ocurren. Algo bastante lógico, pues contarle al mundo las idioteces que me corren por la cabeza apenas veo un atisbo de idea no me parece muy prometedor, en cuanto a interés ajeno se refiere (incluso toda esta oración es un delirio de mis proyecciones mentales, o autocine, en su más profundo significado). No obstante, a veces resulta divertido repasar aquellos pensamientos que alguna vez nos atravesaron, quizás simplemente porque nos siguen pareciendo posibles, aún en un mundo de fantasía, el cual siempre es perfecto a nuestro parecer. Por supuesto, aquí es fundamental la memoria, que no puede ser más selectiva: poder acordarse cosas que ni siquiera ocurrieron, por ser simples frutos de la mente, es un proceso complicado. Creo que quizás por eso tengo buena memoria: pareciera ser un producto secundario de la imaginación. Ejercitando una, se ejercita la otra. Está en nosotros priorizar una u otra, o ambas.
Hay una saga, recientemente culminada, que me marcó de chico: Toy Story. Claro, todos los que fuimos chicos en esa época digamos que nos encantó. Y con un muy pequeño margen de error, puedo decir que TODOS tuvimos la fantasía de que nuestros juguetes también cobraban vida. Es muy probable que esta primera película haya sido como una ametralladora en mi cabeza, matando todo tipo de prejuicio juguetil. A partir de ese día, que por supuesto no puedo fijar en fecha ni hora, ni tampoco estimarlo, mi mente creó un mundo paralelo, que tenía vida cuando yo no estaba, o me encontraba desatento. Empecé a mirar fijamente a los juguetes, a aparecer de repente en mi pieza cuando no había nadie. Hacía lo imposible para encontrar a un pedazo de plástico moviéndose y decir "no era solo en la peli". Pero, tal como anticipé, mi mente fue progresando, no necesariamente hacia adelante. Llegó un momento (que cada tanto me sorprende volver a preguntármelo) en el que hasta el ventilador estaba conspirando contra mí. Se movía cuando yo me iba, cerraba los ojos, o apagaba la luz, y se frenaba cuando lo miraba. Claro que esta teoría caía cuando yo lo prendía: ahí no había excusas. Uno diría "que tierno que eras". Claro, que era. Hoy en día si me planteo algo así me dirían paranoico o pelotudo. Pero por suerte mi cabeza fue cambiando los delirios, aunque nunca los suprimió. De hecho, cada tanto me gusta fantasear con un mundo paralelo en el que todo sale como yo quiero. Muy probablemente lo haya creado como producto de diversas frustraciones, pero ahí todo me sale siempre. Ah, me equivoqué. Cuando dije "cada tanto" quise decir "todo el tiempo". Quizás ahora se entienda mejor lo anterior.
La llegada de la última película de Toy Story me devolvió mi preciado mundo de los juguetes vivientes. Por supuesto, ya no tengo los muñecos que tenía antes (gracias Cáritas, Tzedaká y quién sabe cuántos más), pero sí el recuerdo. Volver a acordarme de esas historias inventadas, alianzas, peleas y también escapadas de aquel niño que buscaba la forma de encontrarlos, sospechando que no existiera todo ese universo de plástico. Quizás fue eso lo que más me gustó de la película. De ninguna manera estoy desmereciendo la tercera parte de lo que resultó ser una trilogía, no. Esa peli me encantó, fue un muy buen final para una muy buena saga, aunque fue al pedo el 3D: no hubo efectos, era solo cambios de planos, pero no importa. Ver que ese mundo renacía (y paralelamente el mío también) me hizo volver a sentirme un nene, por un lado, y también a recordar historias que alguna vez creé y nunca quise desmentir.
Quizás fue eso, el recordar, el imaginar, o el recordar lo imaginado, imaginar el recuerdo, en fin, jugar con las muestras del pasado que quedan adentro de uno, ya sea para reflexionar o simplemente para tener un espacio propio en el que jugar cuando se quiera. Las reglas están limitadas por nuestra imaginación.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Reconocer

Es difícil decir que uno haya presenciado alguno de los momentos más importantes de su vida, porque nunca sabe qué es lo que le puede llegar a pasar en un futuro, tanto mediato como inmediato, además de que a los viente años no puedo decir que conozco lo que va a ser de mi vida, como para comparar. De todas maneras, hay ocasiones en que la propia conciencia sabe que ese momento es ÚNICO y que va a marcarlo a uno para el resto de su vida. Cumplir un sueño es una de esas situaciones que, si bien puede llegar a ser superada por otro evento todavía desconocido, no deja de tener un valor tan grande que es difícil no afirmar que es uno de los momentos más importantes de la vida propia.
Por lo que yo sé, fui a ver a Paul Mccartney. Tres horas de un sueño eterno, que el día que se me borre de la cabeza va a ser por la simple razón del fin ciclo de la vida. O el Alzheimer. De todas maneras, dudo que esa enfermedad me ataque ese punto de mi vida. Si lo hiciera (si es que siquiera llego a tenerla), se terminaría mi ciclo de vida por voluntad propia, aunque no me acuerde.

jueves, 7 de octubre de 2010

Mediocridad

Los libros de autoestima, estimo, deben hablar de la mediocridad, probablemente como una situación que no debe preocupar, o que debe superarse. De lo que dudo es que aborden la mediocridad como yo lo estoy por hacer.
Luego de una charla emotiva por msn, por emociones ajenas, llegué sin querer a los suicidios. Varias veces me reí de lo tonto que me sonaban los intentos de suicidio fallidos. Las razones de ello radican en la mediocridad, en la mayoría de las veces, y en la mala suerte, en menor medida. La mayoría de las veces que oímos sobre un intento fallido de suicidio, escuchamos que los intentos consistían en ahorcarse, tirarse desde algún lugar alto, etc. La falla de los mismos puede deberse a varias cosas: la presencia de psicólogos y/o parientes, quienes motivan a seguir viviendo y no continuar con el intento, que suelen mostrar la flojera mental de quienes intentan suicidarse, después retomo, o, mi preferida, el error de cálculo.
Cuando un psicólogo interviene en el asunto, es raro que conozca al potencial suicida: calculo que los llamarán de X lugar y que estos tipos laburarán para prevenir y combatir estas situaciones. Que los suicidas cedan ante estos desconocidos da muestra de lo frágiles que son del bocho: alguien que no te conoce te controla, de algún modo. Cuando interviene un pariente, en cambio, la fricción suele ser mayor, porque el pariente sabe mejor por dónde te duele que te ataquen: no va a decir cosas que puedan hacerte desear más el sucidio. Una vez, en la tele, mostraron que una mujer trataba de impedir que su marido se tirara de un edificio o puente, no recuerdo, cagándolo a puteadas... lo consiguió. Tipo pelotudo, eh, tirate de una vez y no jodas más. Los que se tiran de puentes, o bajo el tren, son los peores: encima de querer matarse, joden al resto. Tomá una buena dosis de veneno y no rompas más las pelotas. Por tu culpa cortan el tránsito, las cámaras de tele se instalan en el medio de la autopista, calle, etc. y nadie puede hacer nada porque UN solo pelotudo amaga con matarse.
Mi parte preferida, como dije, es el error de cálculo. Miles de problemas se arreglarían con corregir un decimal (mental, claramente). Es impresionante ver cuando alguien pifia intentando ahorcarse. Flaco, ¡hacé bien el nudo!. ¡Si eso no sale, tirate de un décimo piso que no va a fallar jamás!. Una vez mi vieja, que es médica, me dijo que al hospital llegó un tipo que intentó pegarse un tiró en la cabeza, pero sobrevivió. Que alguien me explique cómo mierda podés sobrevivir a eso. Tenés que tener la peor de las punterías para que no te salga bien un tiro en la cabeza.
Todos los ejemplos de fallas en suicidios muestran lo endebles que podemos llegar a ser. O sea, estamos decidiendo no vivir más, pero aún así seguimos viviendo, por error propio. Si realmente te querés matar, lo hacés y punto. No vas a dar vueltas con intentos fallidos, te vas a asegurar de que te salga bien, aunque, si sucede, nunca lo vas a poder comprobar. Muchachos, seamos serios, el que se quiere matar que se mate, y el que no, que no lo haga, pero que tampoco joda al resto. Hay situaciones que sí requieren tratamiento, pero otras es solo por romper las pelotas.
Para colmo, tenemos la asistencia al suicida, cuya función es totalmente ajena a ayudarlo. Aquel que tiene tendencias suicidas de verdad, se va a matar y no va a andar jodiendo. No le va a preguntar a nadie qué hacer con su vida, porque seguramente ya esté lo suficientemente loco de la cabeza como para plantearse cosas extrañas como vivir. En cambio, aquel que no tenga tanta decisión (más mediocre) va a necesitar escuchar a alguien que no conoce, nunca vio ni va a ver, y que no tiene que tener respuestas a nada, porque es solamente alguien del otro lado del teléfono. Por lo tanto, no se debería llamar Asistencia al suicida, sino Asistencia al pelotudo que dice que quiere suicidarse, pero no tiene los huevos para hacerlo.
Gente, repito por enésima vez, el que quiere matarse, pero realmente lo desea, si ya descartó toda posibilidad y tratamiento, que lo haga. El que es un indeciso que solo se dedique a seguir siendo un infeliz sin rumbo, pero que no joda al resto.

sábado, 14 de agosto de 2010

Anécdotas verosímiles

Viendo últimamente cómo todos tienen vidas plenas y llenas de situaciones anecdóticas, me pregunté porqué la mía era distinta. No tardé mucho en darme cuenta: soy aburrido. Siempre escuchar o leer a los demás para ver lo lindo que puede ser la vida no es la rutina de alguien que cuenta lo propio, sino alguien que casi vive a través de los demás, obteniendo sus experiencias de la manera más absurda: sin obtenerlas. Es así que decidí animarme a escribir mi propia vida, con experiencias propias, sean verdaderas o no. Por eso es que acá estoy, escribiendo mi propia vida a través de un medio que me podría dar fama mundial, pero ni siquiera me permite ser atractivo para otras personas del ambiente.

Ya había terminado de laburar a las 17hs, cuando me acordé de que tenía que hacer unas cosas. En vez de tomarme el 93, decidí ir a pie desde mi casa (aprox. Parque Las Heras) hasta la facultad (Paseo Colón 850) para buscar la libreta que había dejado para que me firmaran una materia. Estaba seguro de que algo en el camino, ida o vuelta, me iba a pasar. Me encontraba por Las Heras y Pueyrredón, en la otra sede de la facu, esquina con múltiples accidentes de tránsito, cuando decidí tener una anécdota. Varias personas se encontraban manifestando en contra del contracarril en Pueyrredón. Me acerqué a ver qué pasaba. Solo para molestar, dije que el contracarril estaba bien pensado, que el problema de los accidentes era de los transeúntes/conductores, no de una línea amarilla en el medio de una calle. Los argumentos se tornaron más agresivos y menos lógicos. Para cuando me quise dar cuenta, eran treinta personas corriéndome por Pueyrredón. Crucé dos veces la calle. Se ve que una mujer se quedó mirando el problema, porque cuando quiso cruzar con semáforo a su favor, un colectivo la embistió. Me fijé bien: el colectivero me estaba mirando a mí. O sea que fui causa de un accidente. La línea del colectivo era 93, la puta que lo parió. Si me lo tomaba, no pasaba nada, ni me corrían, ni atropellaban a nadie.
Logré escapar de la masa furiosa de manifestantes, corriendo hacia Libertador. Cuando vi que los perdí, me relajé y caminé de nuevo. Mi problema fue que de tanto correr, no me di cuenta y estaba de la mano de la facultad de Derecho. Un amigo cursa ahí, así que fui a visitarlo.

Él:- ¿Qué hacés por acá?
Yo:- Me escapé de unos locos en contra del contracarril de Pueyrredón. En realidad estoy yendo a la facu a pata, a ver qué onda.
Él:- ¿Estás loco? Es re lejos. Mirá que creo que hay una protesta por Alem, no seas boludo.
Yo:- Sí, no importa. Nos vemos.

Partí hacia mi objetivo. A la altura de Retiro, quise ver si encontraba a alguien. Mucha gente de la facu viene de la provincia, así que van en tren hasta Retiro y de ahí se toman algún bondi que los deje. Me encontré con alguien, sí, pero no era amigo mío. Al principio se mostró amigable, claro, recién me conocía. Me aclaró de antemano que no me venía a pedir plata ni nada, pero que un cobre no le venía mal. Mentí que no tenía nada encima, a ver si me zafaba. No me creía mi mentira, así que insistía. Yo le daba a entender que éramos amigos, que no había problema, pero que no tenía nada. La discusión atrajo a un par más de amigos... suyos. Entre varios me estaban rodeando, no me dejaban irme. Yo me iba moviendo hacia la zona de las paradas de colectivos, esperando un milagro. No tardó en llegar: mientras ellos me rodeaban, un 152 atropelló a una persona que andaba por ahí. Todos nos quedamos viendo la escena. Como el todos incluyó a mis "amigos", aproveché y salí corriendo. Our friends me siguieron unos cuantos metros, toda la plazoleta que está ahí. Logré cruzar la calle mientras el semáforo cambiaba. Ellos quisieron alcanzarme, pero el tránsito les impidió el paso, cual mar contra los egipcios. Me quedé contemplando su frustración y escuchando sus hermosas palabras, deseándome lo peor a mí y a gran parte de mi árbol genealógico, sobre todo las mujeres. Ya había subido por las ramas hasta mi abuela, cuando decidí que quedarme era un peligro. Volví a correr un par de cuadras, cuando el cansancio me pudo.
Me encontraba a la altura del Ministerio de Trabajo, cuando vi lo que mi amigo me había predicho: estaban haciendo quilombo. Me sorprendió bastante, porque era tarde para que manifestaran. Cuando cursaba a la mañana, siempre estaban a la una de la tarde ahí, reclamando. Se ve que les gusta merendar y cenar, porque cuando iba más tarde, no estaban. Crucé la calle, a ver de qué se quejaban. Era fácil darse cuenta, los carteles eran grandes: pedían un aumento.Otro impulso pre-anecdótico me sedujo a armar quilombo de nuevo. La diferencia era que esta vez tenía que ser más precavido: eran más tipos, más intimidantes y yo estaba más cansado que antes. Me jugué por la cagona: me subí al 130 que pasaba por ahí, me arrimé a la ventana y, cuando el bondi arrancó, grité "¡dejen de quejarse y laburen, putos!". Al instante me metí en la multitud, esperando que nada pasara. No contaba con un pequeño detalle: al ser las 18.30, el tránsito es demasiado lento, por la cantidad de autos que hay. Así que el 130 arrancó y frenó a los dos metros, típico de un colectivero a la tarde, tirándose encima de quien esté adelante. Los delicados manifestantes se acercaron, se putearon con el colectivero dios sabe porqué y se subieron. Me escondí, como un ratón perseguido por un gato, en el fondo a la derecha, en el hueco. Por suerte, no me vieron y nadie me mandó al frente. Decidí quedarme ahí hasta llegar a la facu.
Una vez llegado, fui al quinto piso y dejé la libreta. Como tengo un problema con la inscripción de una materia, me fui al cuarto al departamento de computación a ver qué podía hacer. Dado que no son los más comprometidos, laboralmente hablando, estaba cerrado. Eran las 18.30 hs. Pregunté a qué hora suele estar abierto, y me dijeron que de 16 a 22. No puedo pedir más compromiso. Me retiré enumerando las ramas femeninas de las familias de los ausentes, para volver por fin a mi casa. Decidí que la vuelta tenía que ser en un medio de transporte, porque a pata no iba a llegar nunca, además de que los tobillos me pedían clemencia.
Fue así que la vuelta transcurrió sin más problemas que los usuales: demoras en Alem, Libertador, Pueyrredón y Las Heras. Para cuando volví a mi casa, ya estaba listo a sucumbir en la horrible rutina de no tener nada para contar de nuevo.

lunes, 19 de julio de 2010

Marica él, marica tú

Dios sabrá porqué, pero esto del matrimonio homosexual me hizo pensar bastante. De ninguna manera estoy confesando nada, porque no hay nada para confesar, y creo que, en todo caso, un blog sería la manera mas maricona de hacerlo, valga la redundancia.
Chistes aparte, estoy a favor de la legalización del matrimonio homosexual, principalmente como una forma de amparo legal para los homosexuales. A pesar de considerar que la homosexualidad es una desviación del curso natural de las cosas, ¿quién soy yo para juzgarlos? Seguramente yo tenga miles de desviaciones naturales de las cosas, y no por eso me andan persiguiendo como inquisidores. Esa es una gran razón para dejarse de joder con los gustos ajenos, incluso cuando los rechazamos. Además, ¿en qué me afecta que dos homosexuales se casen? Si ellos realmente quieren hacerlo, no veo la razón para impedírselos.

Interludio: orígenes del matrimonio
Como sabrán, y si no lo saben lean a Darwin, venimos de los homínidos, o sea, de los monos. Para los que nunca vieron Animal Planet, los monos se reproducen en súper orgías, en las cuales ni por joda hay monogamia. Las religiones judía y cristiana fomentaron la monogamia. La musulmana, por el contrario, propone harenes, muchas mujeres para un solo hombre. De todas maneras, la presencia e influencia de las religiones provocó que se tomaran esas costumbres como cuestiones de Estado, y así surgió el matrimonio. Entonces, podemos llegar a entender a la gente que rechaza la homosexualidad por ir "en contra de dios". No obstante, al haber tomado el matrimonio de la religión, el adaptarlo para sí mismo desliga al Estado de la Iglesia. Pero, bueh, ahí termina el interludio.

Otro tema muy distinto parece ser la adopción. Como bien sabemos, y si ya a esta altura no saben, no tengo idea de para qué leen este blog en vez de alguna enciclopedia, la adopción está permitida para los solteros, hombres y mujeres. Todavía, por el contrario, no se aprobó la adopción para parejas homosexuales. Muchos sostienen que un chico debe crecer con madre y padre, porque ambos son imprescindibles para su desarrollo, y que la existencia de dos de alguno y ninguno del otro perjudicaría su crecimiento. De esto mucha información no hay, aunque vi en la tele un caso de dos mujeres y dos hombres que adoptaban y los chiquitos crecían re bien, por supuesto sabiendo de su condición de hijos de parejas homosexuales.
Igualmente quiero destacar que, permitiendo el matrimonio homosexual, la adopción es un requisito, por lo siguiente:
  • Partamos de la base de que existe un matrimonio homosexual genérico y quieren adoptar. Solamente un miembro de ambos va a poder hacerlo. Si quien adoptó, muere, sus bienes pasarían tanto al hijo como a su pareja. El hijo se queda ahora sin padre ni madre, y el miembro anterior de la familia lo adopta, porque siendo soltero puede hacerlo. Entonces, el hijo es de ambos. Todos los bienes de ambos van para el hijo.
  • Ahora supongamos que muere el otro miembro de la pareja. Todos los bienes van para el que queda vivo, que es quién adoptó, y sus bienes irían a su hijo. El hijo no es de ambos, pero los bienes de ambos siguen yendo al pibe.
  • La 3ra opción, la menos feliz, es que ambos mueran a la vez, o sin hacer los trámites en el medio. En ese caso, el pibe se queda sin padres o madres y con la guita de quien lo adoptó, nomás.
Mi punto es que, impedir la adopción, una vez avalado el matrimonio, solamente es generar trabas innecesarias, a menos que matemos a todos los putos y todas las tortas, que desde ya no creo que sea la solución. Creo que esa es una fuerte razón para estar a favor de la adopción, dejando de lado los posibles conflictos religiosos, naturales y amorosos, porque creo que todos estamos de acuerdo que la capacidad de un ser humano de dar amor a un nene (hijo propio o ajeno) es independiente del sexo y orientación sexual. Así que, ya saben, dejemos los sentimientos de lado para pensar un poco en beneficio de todos, porque que dos putos se casen no nos arruina la vida a nosotros, pero sí se las mejora a ellos.

sábado, 3 de julio de 2010

Falta de seriedad 1.0

Esto es increíble; llega al borde de lo inaceptable (ya del otro lado del borde, claro). Cuando uno comenta que estudia en la UBA, le dicen "uy, la UBA es un quilombo, nadie te da bola, te tenés que arrelgar solo...", en fin, casi que lo motivan a uno a irse de la universidad que supo ser la mejor del país y una de las mejores del mundo, para inscribirse en alguna que solamente requiera el pago de una cuota mensual para tener un título que te habilita a dormir, soñando que todo se arregla solo. Yo nunca había tenido la oportunidad de comprobar tal situación, porque para lo que necesité, en la UBA se portaban de diez, salvo la actitud, por supuesto: todo pedido de trabajo a un empleado público administrativo es equivalente a una amenaza de muerte como respuesta. Siempre te tratan para el culo, no distinguen si recién llegaron, si en cinco minutos se van a almorzar o si te acaba de atropellar el 152 porque no te vio mientras vos le decías que frenara, que te iba a matar. Desgraciadamente, mi inocencia académica se vio topada con una materia de, a falta de mejores palabras, absoluta y total mierda.

Cuando uno cursa sabiendo que tiene final obligatorio, está condenado a sentirse para el culo, le vaya bien o mal en el parcial, total sabe que después tiene que romperse el culo mucho más que antes, ya sea porque la materia es acumulativa (o sea, todo lo que viste lo tenés que saber) o porque el final es integrador, con lo cual tenés que estudiar TODO de vuelta, así te hayas sacado diez y estés haciendo los trámites para ser ayudante de segunda en la materia. Si, por alguna casualidad, algun materia es promocionable, hay un destello de luz en la oscuridad. Si, encima de todo, sabe que no es difícil tal materia en una determinada cátedra, uno se pone a rebotar contra las paredes, salta, se cae, se fractura, va al hospital... pero con una sonrisa en la cara, sabiendo que, dentro de todo, la cosa no es tan mala.

Ahora bien, la cosa no es taan bonita. Vamos a poner nombre a las cosas: Facultad de ingeniería de la UBA, materia 75.01 Computación, cátedra Burín. Espero que esto no tome tanto vuelo como para que quienes pertenecen a tal cátedra lo lean y me rajen de la facu, pero con tanto centro de estudiantes dando vuelta no creo que mi queja sea lo suficientemente molesta o agresiva para perder la regularidad. Por rumores internos de compañeros de otras materias (y por el foro no oficial de la facultad), leí que esta cátedra era particularmente accesible. La materia es promocionable en casi todas sus cátedras, pero esta cuenta con la distinción de que no hay que hacer prácticamente nada para aprobar. Por supuesto, existe gente que reprueba, pero lo mismo ocurre con plástica o conducta en el primario (aclaro que nunca reprobé plástica).
Una vez anotado en la materia, me sentí realizado: quería hacer un cuatrimestre light porque debo materias del cuatri anterior, con lo cual esta cátedra era mi pasaje al diet por sobre el light. El titular de la cátedra dijo, el primer día de clases, que no hay recuperatorio, porque se promociona solamente con aprobar los dos parciales (sí, 4 en cada uno promociona), lo cual resulta lógico, porque reprobar el parcial garantiza el acceso al final, simplemente aprobando un tp y su respectiva defenZa (escrito con esa ortografía en el pizarrón por uno de sus ayudantes, el ing. pelotudo). Yo me distraía bastante, sobre todo en la práctica; en la teoría anotaba las cosas que decían, pero tampoco para tanto. Los ejercicios no los hacía, los dejaba ahí y boludeaba con unos amigos, que después fueron mis compañeros del tp (uno de los cuales es mi compañero de banco desde 1er año de la secundaria, una relación escolar simbiótica muy particular).
Cuestión que llega el primer parcial, yo sin estudiar casi nada. El día anterior empiezo a estudiar... y no aguanto más que media hora. Retomo al los 20 minutos.... y estudio por 10 más. Igualmente estaba tranquilo, no era mucho lo que me tomaban, no había mucho para hacer tampoco. El día del parcial, un viernes, en el trabajo, repaso por 20 minutos más por las dudas (se cursaba de noche, no lo aclaré). Viajo a la facu, duermo mi horita de siesta bondiana correspondiente (no del 007, por supuesto), llego, veo el examen, sonrío, conciente de mi potencial victoria, hago el examen, me voy. Supuestamente, el miércoles siguiente iban a estar las notas subidas a la página web de la materia. El jueves, confirmo que lo están. Nueve. Perfecto, esto se dio de la mejor manera. No iba a ver el examen, porque, en esa materia, verlo significa ir a revisión y, para ser sinceros y a falta de mejor vocabulario, me chupaba un huevo lo que había hecho mal, total en el parcial siguiente no entraba.
Llega el segundo parcial, al mes y medio, más o menos. Mi modalidad de estudio (o de no-estudio) no se modificó, los temas seguían siendo fáciles y la exigencia seguía siendo escasa. Los ejercicios que resolvían los profesores tenían a veces errores, los cuales yo no había hecho porque los consideré (olvidé aclarar que algo hacía en clase, solo para no aburrirme más), pero no me molestaba en participar, total la materia no me interesaba. Por lo tanto, decía yo, estaba preparado para rendir sin problemas. A veces, los enunciados de los tipos no estaban dictados de la manera más feliz, pero qué redacción se le puede pedir a alguien que escribe defenZa y pronuncia "procedure" en vez de "procidiur" o lo que más se asemeje al inglés de procedure.
Me cagaron. El examen parece que tenía un error de enunciado, o eso pensé yo. De todas maneras, me saqué 6 y promocionaba la materia, debiendo todavía la defensa del tp. Ese error lo quise corroborar pidiendo ver un enunciado de mi tema del parcial, pero fue imposible, ni me dejaron pregunar, rajándome del aula porque le tomaban el tp a otros. Mi tp tenía errores pelotudos que había que corregir para la semana siguiente, y poder así defenderlo. Me fui al carajo, habiendo salido de trabajar a las 17, tomarme el colectivo a las 18, llegar 18:45 para que estos hijos de puta llegaran a las 19:20, cuando debian llegar a las 19 en punto (cuestión no tan grave, he atravesado esperas a profesores de más de 4o minutos), para irme a los 10 minutos.
En la semana, corregí el tp en 10 minutos, más algunos extra por errores de escritura de la cuestión. Le mando el tp por mail a los profesores el jueves, esperando su respuesta ese mismo día para ver cómo hacer para defenderlo, a qué hora, etc., el viernes. El mismo jueves me contesta, diciendo que el tp estaba aprobado y que teníamos que ir el viernes (al día siguiente) a defenderlo a las 15:30, que tomaban final.
Cuando uno trabaja de día y cursa de noche, le molesta tener que alterar horarios, con lo cual le contesté por mail que todos trabajamos a esa hora (cosa cierta) y se nos complica ir a dicha hora, que si podía ser más tarde. Recién el mismo viernes que teníamos que ir me contesta que no se puede hacer nada, tenemos que ir entre 15:30 y 17:30. Todos nosotros puteando, tratando de arreglar horarios para ir, viendo cómo hacer para coordinar todo. Resolvimos ir a las 17 a defender el tp. Como en mi laburo son buena onda, pude arreglar para irme sin problemas. Cuando llego, me dicen que mi grupo defendía a las 16:30, cosa nunca mencionada, pero que cuando legaran los otros del grupo, defendíamos. Después de media hora de espera, entre que llegaban los chicos y estos infelices nos hacían pasar, pudimos tener nuestro tp aprobado y nuestra materia promocionada. Pero, oh casualidad, no nos iban a firmar la libreta. Para ello hay que anotarse para rendir final, venir el día del final y ahí sí nos firman. LOS FINALES SON LOS VIERNES A LAS 15:30. Hijos de mil puta, otro día más que me tengo que ir antes. Para colmo, este viernes es 9 de julio y es feriado, o sea que tengo que esperar 2 semanas al soberano pedo para que me firmen la libreta, por la pura incompetencia mental de los profesores y métodos anti didácticos.

Gente, esto es falta de seriedad, no puede ser que una materia se dicte de manera tan estúpida y encima te boludeen cuando la aprobás. Agradezco a la vida por haber promocionado y nunca volver a ver a esos desastrosos profesores. Eso sí, todavía no firmé la libreta, pero me darían ganas de mandarlos taaan al carajo cuando lo hagan...

viernes, 28 de mayo de 2010

Se busca: vida

Siempre quise tener un blog para contar cosas de mi vida, opiniones, en fin, cualquier boludez que se me vienese a la cabeza y tuviese una forma mínimamente divertida (al menos para mí) de contarla. Creo que vengo en decadencia en este aspecto.

No es que la falta de mantenimiento de este blog sea causa directa de lo que viene a continuación, pero sí puede ser una consecuencia. Cuando uno empieza a trabajar mientras estudia, se da cuenta de que tendríamos que vivir en Marte, como mínimo, para que el día tuviera más horas. Por supuesto, esas horas extra serían para no hacer nada que requiera un impulso eléctrico neuronal, como dormir, comer y cualquier otra actividad del rubro. Lo que comienza entonces es un proceso arduo de optimización del tiempo. No del tiempo libre, sino del tiempo en general. Uno aprende a combinar aspectos de la vida que cree que deben estar separados, como mantener un blog y trabajar. Este tipo de optimización se puede ver también en la facultad: todo trabajo que hay que hacer se hace en el menor tiempo posible. Si está mal, no importa, se corrige otro día, en un tiempo todavía menor al que se tardó en hacer por primera vez. Este proceso puede llevar a una crisis nerviosa para cualquier mortal que lo intente. Si el mortal en cuestión está pasando lo recién descripto, no va a tener una crisis por una simple razón: no tiene tiempo para tenerla. Está tan absorto en su submundo de responsabilidades que no ve siquiera la necesidad de caer ante la situación, por la falta de tiempo que necesitaría dedicarle a la misma.

Es por esto que cambiar es difícil. Una vez establecido el régimen doble, se debe mantener casi a rajatabla. Si dudan de esto último, traten de encontrarse con alguien que haya llevado esa doble vida y la haya dejado poco tiempo atrás. Se va a sentir un inútil. No es que lo sea, es que llevó mucho tiempo ocupado como para haber podido procesar todo lo que le ocurría. Apenas tuvo tiempo para eso, ya era demasiado tarde: los analgésicos no alcanzan, los sedantes no surten el efecto buscado y la vida te parece una mierda. Ahogado en café y Rivotril buscás una solución rápida, mientras tu ahora vacía mente no puede comprender lo simple de la situación: tenés que bajar un cambio. Como no lo bajaste nunca antes, te parece raro tener que pasar de quinta a cuarta cuando estás yendo a 4000 rpm. Por supuesto, es una locura hacerlo y podés fundir el motor. La cabeza, por el contrario, funciona de una manera más eficiente que un motor de auto: si la chocás, no hay que ir al mecánico. Te duele un rato y listo. Para eso están las aspirinas. La joda es que si te pasa algo serio, no podés ir al mecánico, dejarla un rato y volver al mes, cuando recién se hayan dado cuenta de que para ver los problemas del auto, tienen que levantar el capot.

Es por todo esto que hago pública mi necesidad de encontrar otra vida, una en la que pueda ir más despacio, donde el paso del tiempo lo note antes de que sea viernes a la noche. En su defecto, una caja de Valium será bien recibida. Recompensa: pancho y gaseosa.

sábado, 22 de mayo de 2010

Los métodos Freudianos

Desde hace un tiempo tengo la cabeza cambiando bastante. No anatómicamente, por supuesto, a la edad de 20 años las cosas DEBERÍAN mantenerse, físicamente hablando. El bocho anda distinto porque empecé a hacer algo que siempre rechacé, sigo todavía haciéndolo, aunque no tanto como antes: estoy yendo al psicólogo. Tema tabú en mi persona si los hay. Puedo hablar de miles de cosas, pero de ir al psicólogo nunca. Solamente por situaciones que estoy atravesando en este momento puedo decir que tengo que ir. En cualquier otra instancia me mandaría a cagar, me llamaría "puto" y otras cosas que no vienen al caso. El problema es que me viene gustando.

La psicología se basa en la psiquis. Arranqué bien, ya me siento un boludo. Retomando, la psiquis está en la cabeza de cada uno. El problema es que no podemos acceder a ella físicamente, por lo que no vamos al cirujano, sino al psicólogo. Paso a continuación a describir mi estereotipo de psicólogo (muuchas veces acertado):

  • Sea hombre o mujer, debe emanar tranquilidad. Este punto muchas veces resulta irritante, porque es demasiada tranquilidad la que emana, y nos da una mezcla de bronca y envidia fatal.
  • Esa tranquilidad la debe canalizar en el habla. Conclusión: hablan ree bajito, no se les entiende nada a menos que hablen a través de un megáfono. Posiblemente hayan desarrollado la comunicación con las hormigas.
  • Debe estar convencido de que somos parte de estereotipos mentales. Aclaración: el 99,99999% de las veces van a estar acertados en esto último.
  • Hay pocas cosas que puedan aportar que un amigo muy cercano no pueda imaginar.
Es así que nuestro/a psicólogo/a se adentra en nosotros. Con toda esa calma, que encuentro inentendible (porque la cantidad de paros que hacen en la facu de psicología pondría nervioso a cualquiera, entre otras cosas), busca ayudarnos con nuestros problemas.

¿Y VOS QUÉ CARAJO SABÉS DE LO QUE ME PASA? Pregunta imposible de evitar. Seguramente el tipo (supongamos que es hombre y listo) haya leído miles de cosas en la facultad y en la vida en general, pero creemos que nunca va a poder tener la más mínima idea de lo que nos está pasando. Pequeño detalle que olvidamos: ese tipo es una persona y vivió cosas propias. Por lo tanto, puede llegar a tener una mínima idea de la situación sin necesidad de tener diploma siquiera. En todo caso, al tipo no le importa solamente esa situación, sino cómo somos nosotros, cómo nos desenvolvemos, y tantas otras cosas que a mi entender son medio raras, turbias, y hasta carentes de sentido. Para ello, hay una pregunta recurrente de parte de los psicólogos:

¿Recordás algún ejemplo particular de esta situación que te haya afectado mucho?

NO. Si recordara alguno instantáneamente, la comentaría enseguida. Sé que todo lo que diga va a dar una mayor comprensión de mi ser, así que si me acuerdo de algo lo digo y punto.

Otro problema común es recurrir a amigos, como quise hacer previamente en este post. Más que nada en nuestro país, TODOS nos creemos psicólogos. Por supuesto, también nos creemos médicos, dentistas, ingenieros y hasta doctores en física, siempre opinamos de lo que venga, sepamos del tema o no. El punto que me ocupa ahora es la faceta psicológica de los amigos. Siempre atentos a nuestros problemas (porque, si no lo estuvieran, no serían amigos, ¿no?), tienden a dar su opinión sobre nuestros problemas. Es aquí que NO surge la pregunta que le hacemos al psicólogo, pues confiamos en nuestros amigos, a pesar de que su coeficiente intelectual pueda ser el de una aceituna. Por lo tanto, podemos hacer cualquier cagada como consecuencia de su accionar y opinar. Por supuesto, les hechamos la culpa a ellos, total ellos nos aconsejaron. Los psicólogos son mucho más vivos que nuestros amigos. Además de cobrarnos por escucharnos, nos echan la culpa a nosotros de TODO. Y claro, si nosotros hicimos las cosas que hicimos, pensamos lo que pensamos, etc. El tipo nunca se va a declarar culpable de que seas un pelmazo, retrógrada y machista, total él nunca hizo nada que te llevara a serlo. Por el contrario, tus amigos se van a defender de tus acusaciones como si les dijeses "soy homosexual y sos mi fantasía", mientras que el hábil profesional va a dar vuelta todo en tu contra.

He aquí otra forma de proceder de los psicólogos: las analogías. Ya sea para dar vuelta un concepto, querer mostrar un punto o intentar copiar el estilo de Tolkien, recurren constantemente a la analogías y también a las metáforas. He llegado a escuchar cierta relación entre el estilo de juego de fútbol con la posición que uno toma en la vida amorosa. Vayan a decirle a Demichelis que es medio cagón por defender siempre y a ver qué te dice. Si uno se sienta a meditar las analogías, lo único que hace es ser un boludo. La analogía o metáfora no está ahí para mostrar una relación, está para que pensemos desde otro lado. Y claro, cómo no pensar. Pensar que es una boludez que nos está diciendo, que cree que somos idiotas... Todo lo contrario. Por supuesto, somos idiotas, de eso no hay duda, pero la idea está en ser "abiertos de mente". Cual Hannibal Lecter, el psicólogo se posa sobre nuestra cabeza, la abre de lado a lado con una motosierra de leñador y entra escarbar con la misma potencia que una aspiradora contra un hormiguero. Pero no come y traga. Come, digiere, regurgita y deposita ese rejunte cerebral donde estaba. No solo hace eso él, sino que pretende que nosotros lo hagamos. Y cuando lo hagamos, vamos a ver que hay un mundo detrás de ese ser tranquilo, que habla bajito, y que solamente pretende ayudarnos, por una buena suma de guita. De alguna manera hay que financiar los almuerzos que va a tener con comida de verdad.

martes, 13 de abril de 2010

Diccionario académico de términos policiales

Cuando vemos los noticieros (para los de más edad, el noticioso), cada vez que hablan de algún crimen, tenemos la misma escena: el comisario de turno, hablando. Para aquellos no tan quisquillosos como yo, hay algunos instantes clave que son omitidos: el momento en que habla. Parece medio contradictorio lo que estoy diciendo, pero es porque no me di a entender del todo. Podemos ver al tipo este, que a duras penas terminó el secundario nocturno, comentando sobre lo que pasó, que encontraron al muerto en tal lugar, con tales heridas, etc. Por otro lado, podemos ver a un tipo que, habiendo terminado el secundario a duras penas, no tuvo mejor idea que ser policía, para poder empezar a usar palabras re divertidas, y muchas veces equivocadas.

Es como si tuvieran que cursar Lenguaje como el culo I y II para poder ser policías, o al menos para poder ser policías que hablen con los periodistas. Realmente sorprende la ineficiencia al hablar, siempre tratando de complicar el mensaje, que suele ser simple y perfectamente comprensible, para aparentar un vocabulario sofisticado, cuando en realidad no hacen más que decir boludeces.

A continuación presento una serie de términos que escuché de policías en notas del noticiero, con su explicación. Al final, aprenderemos a comunicarnos como uno de ellos con algunos ejemplos. Breve aclaración previa: muchas de las palabras que siguen son de uso común, pero lo mejor va a ser ver la frase final.

Apresar: v. Apresar. (redundante, ¿no? No se me ocurrió nada)
Artefacto: m. Cosa, artículo.
Deceso: m. Muerte.
Detener: v. Apresar
Difunto: m. Muerto
Diligencia: f. Trámite administrativo.
Diligenciar
: v. Dícese del que hace diligencias. (N. del A.: este verbo no existe, pero escuché a un cana decirlo).
Femenino: m. Mujer.
Individuo: m. Persona.
Ingresar: v. Entrar.
Masculino: m. Hombre.
Menor: m. Menor de edad.
Occiso: m. Muerto.
Proceder: v. Hacer algo a continuación.
Procesar: v. Enjuiciar.
Reducir: v. Atrapar.
Registrar: v. Recopilar información.
Trasladar: v. Mover, llevar a algún lugar.


Teniendo ya nuestra pequeña lista de términos, armemos algunas frases.

1. Con motivo del asalto en cuestión, se procedió a la búsqueda de sospechosos, encontrando por consiguiente a tres individuos, un femenino y dos masculinos, entre ellos un menor. Se procede a su detención y se los traslada a la comisaría nº21.

2. El cabo, que se encontraba diligenciando, pudo, eh..., encontrar al, eh..., al occiso. Se procedió a registrar a los familiares, quienes eran... eh..., y siguen siendo, los principales sospechosos del... del deceso del difunto.

3. Con motivo de allanamiento se procedió a ingresar en la casa en cuestión, encontrando así numerosos artefactos de dudosa procedencia. Dichos artefactos serán evaluados por los peritos, que determinarán la relación de los mismos con el crimen.

Listo. Ahora ya sabemos cómo hablar como un policía, pero, cuidado, que no es un lenguaje fácil de comprender. Requiere mucho conocimiento previo. Si leen el plan de estudios de la carrera, verán que Lenguaje como el culo I tiene como correlativas a Chamuyo II y Vergüenza I. Ya Lenguaje... II tiene además a Corrupción I como correlativa. Cuidado con querer ser un maestro en el tema.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Cómo no hablar como un infeliz, parte 1

Lo de "parte 1" es porque, con el tiempo, se me van a ocurrir más situaciones de las que vienen a continuación.

El ser humano siempre se comunicó con el entorno que lo rodea, ya sean otros humanos, un perro o Jorge Rial desde la tele. Para ello utiliza los cinco sentidos que posee: la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído. Aquellos que hayan visto o se crean un Caballero del Zodíaco poseerán un sexto sentido, pero no nos meteremos en ello. De los cinco sentidos mencionados, nos ocuparemos del oído, pero desde la parte emisora; voy a hablar del habla, valga la redundancia, de la faceta humana que fomenta al oído.

Salvo aquellos con la desgracia de la mudeza, todos los humanos hablamos, en mayor o menor medida. Para ello apelamos a los lenguajes, tanto el materno como otros, según la ubicación personal y de la madre. El problema que noto en estos días (y años) es que hay una fuerte tendencia a la decadencia del español; no el gallego de los chistes de Muleiro, sino el idioma hispano. No solamente en la adolescencia el humano pierde todo tipo de razonamiento para con sus padres, sino que también decae el uso variado del idioma español. Vemos el más claro ejemplo con las minorías sociales, mejor conocidas como tribus urbanas, a saber: emos, floggers, cumbieros, nerds, geeks, empresarios, etc.
Todos utilizan mal el idioma castellano. Incluso los mismos periodistas, quienes deberían manejar el idioma de una manera espectacular (según el Word Challenge, de Facebook, hay un nivel de mucho puntaje que es el de "periodista"), hacen de pato criollo al hablar. Usted, querido lector, se preguntará dónde encontramos esos errores lingüísticos. Aquí presento una guía de típicos errores, algunos con la explicación de su origen:

- Bizarro. La palabra bizarro, según nuestro amigo diccionario, significa "valiente". Así de simple, nada que ver con el significado que escuchamos a diario. Ustedes opinarán que tal o cual situación es bizarra, pero se equivocan, a menos que usen la definición que les acabo de dar. Si no me creen, entren: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=bizarro. El origen de tal error, según leí en no sé dónde, y corroboré con un diccionario, es que se usa como sinónimo de su homónimo en ingles, bizarre, que sí tiene el significado que todos utilizamos a diario (raro, sorprendente). Así que, ya saben, corríganlo.

- Asumir. Otro ejemplo de los conflictos de la globalización. La definición de asumir es simplemente la de tomar un cargo, o tomar algo para sí. ¿No confían? Vayan a la RAE, o a cagar, ustedes eligen. Aquí también se toma la versión inglesa de la palabra, assume, que sí significa "suponer algo". Por favor, empiecen a cambiar.

- Hay, ay y ahí. Esto no es difícil, no hay nada en el inglés que confunda, es simplemente la pelotudez propia del ser humano (hispanoparlante, por supuesto). La distinción entre las tres consiste en lo siguiente:
Hay se utiliza para conjugar el verbo haber. Ejemplo: en ese lugar hay un puto que no sabe hablar castellano.
Ahí se usa para localizar lugares, objetos o sujetos. Ejemplo: ahí hay un pelotudo que no sabe habar bien.
Ay es una exclamación. Ejemplo: ¡Ay! me asustaste con tu mal uso del idioma.
Insisto, leer a alguien que mezcla las tres palabras es irritante. Muy.

- Condicional. En inglés seguro lo manejamos a la perfección, hicimos mil ejercicios en clase y hasta pudimos haber rendido algún examen internacional de una universidad que vende títulos por mucha guita. En cambio, en castellano somos más brutos que cuando a Monzón le preguntaron si una trompada que dio fue adrede y él respondió "no. Fue a propósito". Para los que no entendieron lo de recién, "adrede" significa "a propósito". Ah, y estoy hablando de Monzón el ex-boxeador, no del 3 de Boca.
El modo condicional tiene tres partes. No me las acuerdo ni las pienso poner, pero los ejemplos pueden ser:
1) Si llueve, cocino.
2) Si lloviese, cocinaría.
3) Si hubiese llovido, habría cocinado.
Claramente nunca cociné. El ejemplo 1) refiere a una situación futura muy próxima, casi que el presente mismo. Es como decir "me tocás y te cago a trompadas", donde está implícito el "si me tocás, te cago a trompadas". El 2) es una situación hipotética, casi ficticia. El 3) indica una situación pasada que nunca ocurrió, y detalla el desarrollo que podría haber tenido dicha situación. Chochamus, no jodamos, son tres reglas de mierda.

- Palabras extranjeras nacionalizadas. ¿Qué carajo quiso decir eso? Fácil: mouse de computadora, por ejemplo. Yo también las uso, así que no me declaro perfecto al hablar, pero hay veces que eso se va al carajo. Nadie andaría en Argentina diciendo que tiene un "ordenador", porque creerían que hay un esclavo que acomoda papeles en su casa. Pero tenemos palabras que no son muy utilizadas, otra vez a causa de la globalización. El "ok", por ejemplo, es vital para entender lo que pasa: no decimos "bueno", o "está bien", decimos ok. Somos re top por eso. Si lo hacemos en un chat, qué se yo, ahorramos un par de letras escribiendo, además de estar cerca en el teclado. Pero ir por la vida diciéndolo es molesto. Es como el sorry, más utilizado como sori. Conchetas de mierda, cada vez que dicen sori me dan ganas de tirarlas al piso.

Señoras y señores, aquí concluye un capítulo de la guía para no hablar como un infeliz. Espero que practiquen en sus casas, porque ahora mismo estamos rastreando su dirección ip para mandarles cadenas de mails, invitándolos a resolver múltiples ejercicios sobre los temas recién dados.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Monólogo de monólogos

Lejos de referirse a la calidad de lo que prosigue, el título trata de una conversación que tuve con una amiga acerca de los monólogos. Lejos también de lo que muchos puedan pensar de la frase anterior, es una amiga nomás. Me puse a pensar, al finalizar dicha conversación, que los monólogos son muy predecibles en algunos casos. Los temas suelen siempre relacionarse con el sexo, las relaciones humanas en general, el trabajo, los problemas de cada uno... casi que la vida en general, ¿no? Pero siempre se trata estos temas de una manera parecida: destacando los defectos ajenos. Por eso me propuse imaginar un monólogo que hable de los monólogos en sí, y acá aparece el título de vuelta. Por supuesto, algunos temas comunes a los ya mencionados aparecerán, pero voy a tratar de
hablar desde un punto de vista ajeno al monologuismo. Con ustedes, el Monólogo de monólogos:

¿Alguna vez vieron un trailer de una película? Imagino que sí, así que sigo con lo que quería decirles. Imágenes sueltas, frases profundas... todo lo que después nunca se va a ver en la película. Me contaron de una que aparentaba ser buena, o por lo menos entretenida, por su trailer, pero después la película no tenía nada que ver. Incluso había un tinte pornográfico/erótico en la misma: minas que están bárbaras con muuy poca ropa, poca trama... en fin, una película de esas que se ven con amigos un domingo a la noche, que son malísimas, pero se disfruta la vista.
Automáticamente me pregunté: ¿cómo son los trailers de las películas porno? Siendo que nunca vi uno en mi vida (trailer, solamente, uno no es de fierro), no puedo imaginármelos. Las películas son todas iguales: 2 segundos de introducción y a los bifes durante hora y media. Si no se pudiesen mostrar las partes de la hora y media, ¿el trailer duraría 2 segundos? Porque en un trailer hay dos condiciones básicas:

1) Hay que dejar una buena impresión para todo el público presente
2) No hay que mostrar lo mejor de la peli, pero sí insinuarlo

Quedar bien con todos es difícil, o sea, es una porno, hay muchas opiniones formadas. Pero la parte de no mostrar la mejor parte de la peli, ¿cómo lo logramos? Peor aún: ¿cómo distinguimos las partes buenas de las malas? Todos sabrán que algunas partes son más famosas que otras, pero tampoco podemos mostrar ciertas cosas al público, sobre todo con chiquitos expuestos. Consecuencia directa: los trailers de las porno deberían durar aproximadamente 5 segundos de imágenes concretas. Una imagen directa es aquella que muestra algo de la película, sin ninguna voz gruesa diciendo "Era una mañana cálida, cuando llegó el delivery de la pizza" y aparece un negro de dos metros con pizza y algo un poco más oscuro y grueso que aceitunas negras. Serían los trailers más baratos de hacer. Acabo de descubrir un negocio en bruto propenso a ser explotado, aunque creo que solamente podrían pasarse en otras películas porno... es un poco restringido el mercado.

La misma persona que me habló de los trailers me recomendó que fuera monologuista. No es una profesión que rechace, pero nunca supe bien cómo se ejercía. Siempre teniendo que hablar de sexo, por supuesto que degradando al opuesto, de mis problemas... mi principal problema era la seriedad con que responder ante mis propios chistes. Siempre hay un monologuista que se ríe de lo que dice mientras lo cuenta, mientras que hay otro que se queda serio como en un funeral. A mí me gustó más la idea del serio, le da cierta onda al personaje ser un tipo recontra serio que te hace cagar encima de tanto reír. Ahora bien, ¿cómo reacciona el público frente al serio? Probablemente la mitad lo adore y la otra mitad lo repudie, por la misma razón de no inmutarse frente a algo que pudiera ser espectacularmente gracioso. Pero no entiendo porqué odiarlo. Supongamos que el tipo no se ríe, ¿qué tiene de malo? Probablemente haya contado ese chiste miles de veces, seguramente ya no le cause gracia. Haciendo analogía, pensemos en alguna profesión repetitiva que requiera de intercambio con el público. Se me ocurre la prostitución. No voy a entrar a divagar en las razones que llevan a la aparición de dicha profesión, pero prosigamos. Si la mina no hace ningún gesto que demuestre que está sintiendo placer, ¿hay que reprochárselo? Seguramente a lo largo (y ancho) del día estuvo desarrollando su profesión, lo único que quiere es irse a su casa a dormir. Para colmo, los postulantes seguramente sean todos muy parecidos, con lo cual es una rutina agobiante. No le pidamos al monologuista que se ría, es un puta sin consentimiento que quiere irse a dormir.

Hablando de las relaciones humanas, hablemos de la comunicación a larga distancia. No necesariamente debe incluir a otros países, pero sí algún tipo de tecnología avanzada. Por ejemplo, internet. Herramienta poderosa si las hay, pero una gran barrera a la comunicación. Por supuesto, tenemos acceso a cosas en otros países, incluso continentes, pero elimina una gran parte de nuestra comunicación: la gesticulación. No es por hacerme el Cal Lightman, pero cuando uno habla, hace miles de gestos, que ayudan a transmitir las ideas intercambiadas. Otra parte privada por la internet es el énfasis del habla. A pesar de existir Skype, la videoconferencia y otras yerbas, rara vez nos vemos usando alguna de estas aplicaciones. En general, optamos por escribir (quién diría que tengo un blog para gesticular), con lo cual perdemos una gran parte de nuestra comunicación, además de encontrar gente que no distingue palabras como hay, ay y ahí, o el uso incorrecto de las letras "s", "c" y "z". Ortgografía y gramática aparte, muchas veces hablamos de varias cosas a la vez, total es fácil seguir el hilo de las conversaciones, basta simplemente leer lo escrito anteriormente y contestar. El problema de esto es que podemos confundir a veces al lector/interlocutor, causando un quilombo lingüístico e interpretativo. Además, perdemos la comunicación diaria con el vecino. Dado que tengo vecinos absolutamente desagradables, no puedo estar más que contento con internet, pero a veces hace falta el diálogo con alguien que no esté en una pantalla. La solución: volver a las viejas costumbres. No hablo de quemar las computadoras en un ritual inquisitivo, sino de retomar la costumbre de hablarle al otro en persona, porque al fin y al cabo somo seres sociales (algunos más, otros menos) que sienten una necesidad intrínseca de comunicarse. Qué mejor manera de hacerlo, que hablando con la gente que nos rodea.

Me despido con una frase: de los cuernos y la muerte no se salva nadie. A mí solo me falta la muerte

sábado, 9 de enero de 2010

Te odio

Muchas veces escuché, tanto dentro como fuera de casa, el tema de La Energía. Además de en la física, muchas veces se puede escuchar tal concepto. Que él tiene buena energía, que aquella te manda mala energía; una especie de vudú amorfo y no material que te puede cagar o alegrar la vida. Pues bien, mi opinión es que todo esto de la energía mala y buena es pura mierda. Las viejas son las únicas que tienen el derecho a tratar ese punto de vista porque no tienen nada que hacer en todo el día. O tejen, o hablan del mal de ojo. Es que, además, piénsenlo: ¿cómo se manda buena o mala energía? ¿hay que cerrar los ojos bien fuerte para cagar al otro? Probablemente no: de esa manera terminamos cagándonos encima, si apretamos mucho los ojos, o por ahí se nos salen de su lugar.
Por lo tanto, voy a exponer mi postura energética. Sepan que en mi cabeza hay muchas cosas raras, y en lo que respecta a la física soy peor, porque ando con ingeniería, que me quema el bocho.
Miremos la siguiente imagen:

La energía tiene la propiedad de dar color a las cosas, porque una de las formas que adopta la engería es el calor y, como todos sabemos, lo que está caliente se pone rojo. Entonces, si alguien pudiese mandarnos energía (buena o mala), tendríamos que cambiar de color. Si bien son muchas las formas que puede tomar la energía, la del calor siempre está, aunque sea en una pequeña parte. Mientras más mierda nos deseasen, más rojos nos pondríamos. Análogamente, aquel que enviase energía, tendría que cambiar de color, porque está perdiendo calor. Se podría poner, digamos, azul. Moraleja para las viejas: no andes deseando mal a otros, pero no porque te pueda pasar a vos, sino porque te podés poner azul y morirte de hipotermia. Igualmente, si te ponés lo suficientemente azul, el otro se muere de una fiebre fatal, con lo cual es un sacrificio que hay que ver si vale la pena hacer.
Peor aún, ¿cómo hacés para distinguir entre la mala energía y la buena? ¿cómo hacés para mandarla, recibirla o incluso bloquearla, si no querés recibirla? Dense cuenta: no existe la energía buena ni la mala.
Ahora pasemos a los vudús, una práctica que me parece divertidísima, solamente si estudias diseño de indumentaria, o te gusta dibujar caricaturas.


Todo bien con los indios, hindúes o quien corno haya inventado esto del vudú, pero son unos hijos de puta y unos cagones. Si tenés algún problema con alguien, andá y decíselo de frente, no armes muñequitos baratos y malos para cagar a alguien. Miren a Lorena Bobbit si quieren un ejemplo: la mina le cortó, literalmente, la poronga al marido. Más allá del dolor que me produce decirlo, y siquiera pensarlo, la mina se mandó y trató de hacer justicia por mano (y cuchillo) propia. No le cortó la cara a un muñeco del marido, sino que le cortó el muñeco al marido en la cara, algo mucho más atroz y salvaje, pero honesto.
Pero, como todo en la vida, nunca hay una sola postura, a veces desgraciadamente. Hay mucho boludo dando vueltas, que quiere cagar a alguien a la distancia, incluso sin saber si lo que está haciendo tiene efecto. No es como en la guerra, que quien organiza un ataque no va ni en pedo, pero se entera a la vuelta de lo que pasó. En cambio, para saber si estos muñecos funcionan, tenés que tener contacto con esa persona, directa o indirectamente. Si te cae mal, lo más probable es que sea indirecto el contacto, con lo cual es todavía más cagón el asunto.
Entonces ¿cuál es la forma más eficiente y real de mandar a la mierda a alguien? Simplemente hacerlo, de frente y fuerte, para que vea que realmente lo querés mandar a la mierda. A menos que te cope tener un muñeco en casa, como para decorar ese armario que no limpiás hace año y medio, andá y decile en la cara "sos una mierda, no te soporto". Y entiéndanlo: la energía es única. Puede tomar muchas formas, pero no hay buena ni mala. Si hubiese de esos tipos, los motores andarían como el culo y el auto no arrancaría.