martes, 21 de agosto de 2012

De metáforas, mente y corazón

Leyendo un libro intransigente de Borges, los cuentos se suceden sin causar mayor impresión, ni generar esa sensación de movimiento calmo, que causa sacudidas internas difíciles de explicar, pero fáciles de sentir. De pronto, me topo con un cuento que me recuerda una concepción que creí mía: aquel que muere, se lleva consigo un sinfín de recuerdos y vivencias que nunca podrá transmitir, y que nadie podrá conocer jamás. Hacia el fin, Borges se pregunta qué recuerdos morirán con él.
Esto me surgió poco después de la muerte de mi abuelo, justo cuando empecé a avanzar en la facultad (y justo cuando entraba, dicho sea de paso). Mil veces le oí decir cosas que no entendía, explicaciones que no tenían sentido, etc., que luego cobraron todo el sentido de la vida cuando vi lo mismo en la facultad. Una nostalgia lógica me surgió, queriendo volver un año atrás a ver qué cosas sabía mi abuelo. Esas cosas murieron con él. Desgraciadamente, no hay nada por hacer; pero la maravilla que me despertó el pensar cuántas cosas nunca sabré de él me llevaron a esta idea que ahora tildo de borgeana, pero seguramente a alguien se le haya ocurrido antes: nunca lo vamos a saber, porque por el momento murió con él.
Luego, la inspiración.
Una sucesión entre Cervantes y El Quijote muy interesante llega. Una parábola entretenida llega. Ya ni me acuerdo por qué, pero recordé mi infantil deseo de saberlo todo. Todo. Últimamente me peleé con mi deseo de expresarlo todo. Todo. Hoy encontré la perfecta confluencia entre ambos.
¿Qué pasaría si mi orientación ingenieril, dura y cerrada como pocas, abierta y reflexiva como menos todavía, no fuese si no una herramienta más? Es decir, en mi afán, por querer expresarlo todo, termino sabiendo todo para poder hacerlo. Borges decía que él no inventaba metáforas: estaban ahí, esperando a ser usadas, y él lo hacía nada más.
Humildades aparte, digo: ¿y si aquello que aprendo día a día (o casi) en la facultad, no hiciese más que incorporar potenciales metáforas para describir mejor aquello que quiero expresar? La perfecta confluencia de la mente y el corazón. La perfecta potencialidad mutua. Quiero saber más para expresarme mejor.
De ninguna manera estoy por largar todo y dedicarme a escribir. Tampoco pretendo recibirme y largar todo para escribir. En definitiva, lo mío no pasa por querer escribir.
Sí pasa, en cambio, por necesitarlo. Esta necesidad de expresión me encuentra fácil en la escritura. Siempre creí ser bueno para la poesía. Últimamente me vengo dando cuenta de que más o menos. No me importa, es mi forma. Mi forma de acercarme más a eso que quiero y busco ser. Y solamente de esta manera puedo evitar ser como si no hubiese sido.