Hace bastante vengo diciendo y diciéndome que de a poco me
estoy abriendo. El paso que di este fin de semana es impresionante. No solo no
traté de ocultar nada, sino que dejé que saliera a la luz y en cierta medida lo
saqué yo también. Ahora es cuestión de seguir sacándolo para que no quede en
una expresión teórica o reducida a cierto rango de gente que a fin de cuentas
es un tercero en la cuestión. Creo que por fin puedo decir que tengo todas las
pilas puestas y ahora solo es cuestión de que arranque el equipo; porque ya no
tengo nada para esconderme. Ninguna excusa ni motivo, reales o ficticios. Y
paradójicamente tampoco tengo ningún tipo de inseguridad; es como hace un
tiempo cuando también perdí todo temor y me mandé de cabeza, independientemente
de los resultados que hubiere obtenido en ese momento.
Ayer me di cuenta de todo y me empecé, por un lado, a cagar
de risa; por otro, a sorprenderme; y por último a cebarme con seguir. Los dos
primeros pasos ya tienen cierta recurrencia, pero el último es el que necesita
más trabajo. Curiosamente es también donde encontré más ayuda sin proponerlo;
gente que me dice que le parece bárbaro, que siga para ahí, que me ven bien
ahí. Raro es que nunca antes dejé que nadie entrara así hasta esos lugares en
tan poco tiempo (si es siquiera que dejé entrar a alguien alguna vez). Ahora me
encuentro motorizadísimo, buscando a toda costa formas, oportunidades, y
buscando generarlas si no las encontrase.
Claramente, ahora es cuándo.
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