viernes, 25 de diciembre de 2009

Cuestiones de Marketing

¿Solo yo me di cuenta de la diferencia entre los nombres de perfumes y desodorantes de ambiente?

Así de loco viene mi día hoy. Después de ver un rato la tele, y ser bombardeado por múltiples publicidades, induciéndome a complicar mi vida con el alcohol, aparatos para adelgazar y algún té de un chino con fines diuréticos implícitos, me di cuenta de la gran diferencia entre los perfumes y los desodorantes. Más allá de los olores, hay que ver cómo nombran los distintos tipos de perfumes, y cómo a los desodorantes.

Por un lado, tenemos la brisa primaveral, latido de la tierra, o bebé de algunos desodorantes. Por el otro, j'adore, 212 y otra sarta de pelotudeces. ¿Nadie nota la diferencia?

Los perfumes son más "sofisticados", si se quiere; tienden a poner cosas en otro idioma, para parecer más grosos, cuando en realidad dice "yo adoro", que puesto en castellano parece la pelotudez más grande para poner de nombre a algo. O ese 212, ¿qué significa? Incluso vi el 212 H2O. ¿Viene disuelto en agua? Por supuesto, todo viene disuelto. ¿Por qué todo tiene la fórmula del agua como si lo hiciese mejor? También tenemos el Aqua Flore, o sea, el agua flor. Qué nombre choto, pero en tano suena fenómeno, ¿no?. Somos unos grosos, nos ponemos agua flor en la nuca y salimos con todo (bah, las minas se lo ponen, o algún que otro afeminado). Pero los hombres no nos quedamos atrás: tenemos el, por ejemplo, Café y no del que viene para tomar. Debe tener un olor insoportable eso. Otro es el Cigar, que deben usar los fumadores para disimular la baranda.

Los desodorantes, en tanto, te tratan como a un soberano pelotudo. Si no están de acuerdo, alguien que me explique cómo un desodorante puede tener olor (o aroma) a bebé. Además, depende el momento del día, dicho olor puede ser agradable, o puede tener una baranda que no se la pondrías ni a tu peor enemigo. Tenemos, si no les gusta el ejemplo, todo tipo de imitación de fragancias primaverales. Les aseguro que nunca van a conseguir tal olor, porque la primavera no tiene olor. Solamente el verano tiene olor, y es olor a chivo, porque del calor que hace es imposible no chivar, aún bañándose varias veces por día, según el lugar de residencia (en lugares muy húmedos, con mucho calor es inaguantable).



La pregunta correcta a hacerse es porqué carajo nos tratan distinto, aunque ambos lo hacen con intención de mostrarnos cuán boludos somos. Mi hipótesis: distintos directores de marketing. El tipo de los perfumes es un millonario atorrante, que vive viajando por muchos países y usa palabras complicadas para decir las cosas, incluso algunas inexistentes y muy idiotas. Ejemplos:
- Necesito que me refreshées la memoria (refresques).
- Vamos a hacer un brainstorming para determinar el output del producto (tormenta de ideas, algo como las ganancias).
Entonces, el tipo agarra la primer pelotudez que se le ocurre y lo manda como nombre de perfume. En una de esas, agarró el ranking de las empresas de su rubro, vio que estaba en un puesto bajísimo (por ejemplo, el 212) y lo mandó de nombre para el perfume. Genio. Levantó las ventas como loco. El de otra empresa estaba en el primer puesto, y le agregó su nombre antes del número, para no parecer tan creído. El siguiente mandó a hacer un millón de unidades para el primer lanzamiento, y le puso ese nombre al perfume. Como verán, no tiene sentido alguno esto, pero es la forma en que las mentes distintas operan.

El tipo de los desodorantes es un psicólogo, producto de mezclar a Bucay con Sasturain (el de "Ver para leer"). Vive en un submundo de tranquilidad y armonía perfectamente envidiable, y es por eso que siempre pone nombres solemnes, como Equilibrio, o Primavera del '93 (¿les suena?). Tiene un vocabulario extenso, lleno de palabras complejas, las cuales pronuncia con perfecta lentitud, para que parezcan más de lo que son. Habla despacio y muy bajito, como si estuviese por contar el método para alcanzar el Nirvana. Probablemente haga yoga, o reiki, algo que lo libere mentalmente. Entonces, cuando tiene reunión y necesita contar el nuevo nombre de un producto, lo hace tan lentamente, que los ejecutivos se pegan la siesta de sus vidas. Por lo tanto, nunca saben el nombre de lo que venden, porque se duermen mientras se enteran. Es por eso que los nombres de los desodorantes provocan armonía y paz. No tiene frases particulares, pero siempre está mostrando una paz interior que el Dalai Lama se caería de culo si lo viera.

Ahí tienen los creadores de los nombres. Elijan cuál les gusta más y compren. Pero sepan que detrás de todo gran nombre, hay un infeliz y un psicólogo dando vueltas.

1 comentario:

  1. Muy divertido. Yo creo que la gente que le pone los nombres a las cosas tiene demasiado poder.
    Seré curiosa, ¿Quién te recomendó mi blog?
    Salut!

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